Reporte especial/VdN
La volatilidad de déficits primarios que se financiaron con endeudamiento de corto plazo, el aumento del nivel de deuda y su limitada generación de ahorro interno que restó liquidez y flexibilidad financiera así como el aumento de los gastos operacionales, la disminución del ahorro interno así como la poca participación de la inversión propia provocaron que Zacatecas descendiera en el Índice de Desempeño Financiero de las Entidades Federativas (IDFEF) 2010.
Junto al estado y por las mismas razones, Guanajuato, Nayarit y Coahuila también observaron un retroceso en el mismo índice.
El IDFEF permite identificar y comparar las mejores prácticas en los procesos administrativos y financieros, así como en la recaudación de ingresos propios y la asignación eficiente del gasto en las entidades federativas. Cabe destacar que para este año, se consideraron 31 entidades federativas, ya que el estado de Tlaxcala no cuenta con la información necesaria para el análisis comparativo.
Este índice está compuesto –a su vez— por el Indicador General de Ingresos (IGI), Indicador Compuesto de Eficiencia Administrativa y Equilibrio Financiero (ICEAF) y el Indicador Compuesto de Capacidad de Inversión (ICI).
Para este año 2010, el promedio nacional fue reprobatorio, al quedar en 59.6 puntos; ninguna entidad federativa alcanzó los 80.0 puntos de un total de 100.0 posibles.
De acuerdo al estudio del IDFEF Zacatecas se ubica por encima de entidades federativas como el estado de México que se ubica en el lugar 21 mientras que la entidad se encuentra en el lugar 16.
Los resultados del IDFEF 2010 muestran que el posicionamiento de los estados responde principalmente a esfuerzos individuales realizados por cada gobierno, como parte de las políticas públicas adoptadas, e incluso de la voluntad política de las autoridades locales. Sin duda, este interés, los lleva a mejorar su situación financiera, y a obtener los consabidos beneficios para la población.
En este sentido, los resultados del estudio llevan a afirmar que los recursos federales (participaciones y aportaciones) resultan un ‘incentivo perverso’ para que las administraciones estatales aumenten el gasto corriente en lugar de impulsar una mayor inversión estatal.
Es importante reiterar que aquí tampoco influye el desarrollo económico, ya que una mala administración de la deuda pública estatal lleva a un pobre desempeño financiero.
Por esto, en el corto plazo se habría que poner mayor atención en el mejoramiento de la recaudación de ingresos propios; la adquisición de montos de deuda acordes con los ingresos ordinarios y el PIBE estatal; la reingeniería del gasto corriente para impulsar la eficiencia de los aparatos burocráticos, así como al incremento de la inversión estatal. Todo esto, sin duda, llevará al saneamiento de las finanzas públicas de las entidades federativas de México.